La corrupción de Arturo “El Negro” Durazo
Durante el sexenio de José López Portillo trascendió que el entonces jefe de la Dirección General de Policía y Tránsito de la Ciudad de México disfrutó de un ostentoso estilo de vida que lo llevó a prisión.
Trascurría el sexenio de José López Portillo cuando llegó a la Dirección General de Polícía y Tránsito, ahora desaparecida, uno de los personajes que marcaron la historia de México: Arturo “El Negro” Durazo. De humildes orígenes y particular perspicacia, “El Negro” fue conocido por disfrutar de un estilo de vida lujoso y extravagante que, como consta carpetas de investigación, venía de la corrupción que imperaba en la dirección que él encabezaba.
De acuerdo con archivos que se recuperaron durante las investigaciones que se emprendieron en contra del “Negro Durazo”, la forma de operar de la policía capitalina durante su dirección fue despiadada. Además de que la famosa “mordida” se volvió parte del proceder de las autoridades de ese tiempo, la impunidad con la que los policías detenían a las personas trascendió en las mentes de quienes lo vivieron. Algunos testimonios mencionan que se vivieron "épocas de terror” bajo el mandato de Durazo.
Quizá dos de los monumentos a la excéntrica personalidad que caracterizó a Durazo fueron sus famosos partenones. Se trataba de magnificentes construcciones en el Ajusco, Ciudad de México, e Ixtapa-Zihuatanejo, Guerrero. Fotografías del interior de esas propiedades, que actualmente son propiedad del Gobierno Federal, son fehaciente testigo del particular gusto del fallecido funcionario.
No hay crímen sin castigo y, sin duda, el de “El Negro Durazo” será recordado por siempre en el imaginario popular mexicano. Al finalizar el gobierno de José López Portillo, la administración de Miguel de la Madrid encabezó una “limpia de corrupción”. A Durazo se le condenó a ocho años de prisión. Sus cuentas y propiedades fueron confiscadas por las autoridades de nuestro país.
En la cultura popular, el mito de Durazo nunca murió. Desde el libro, que posteriormente fue película, “Lo negro del Negro”, hasta una canción de Chichoché, el oscuro legado de Durazo permanece en la memoria mexicana como un recordatorio y oda a la impunidad de aquellos tiempos.
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