Lo dice la ciencia; niños japoneses caminan diferente a los de otros países
El estudio, liderado por científicos de la Universidad de Nagoya (Japón), comparó la manera de caminar de los niños japoneses y encontró diferencias remarcables que podrían reflejar sus hábitos y estilo de vida.
La capacidad de caminar es un rasgo universal y distintivo para cada ser humano, pero los niños japoneses podrían tener una forma de andar mucho más característica que el resto, lo que refleja sus hábitos, estilo de vida y repercusiones en la salud, según un estudio.
De acuerdo con Ito Tadashi, coautor del estudio y fisioterapeuta del Centro Médico y de Rehabilitación Mikawa Aoitori de la prefectura de Aichi, la diferencia es “leve” pero remarcable. Las infancias en ese lado del mundo parecen caminar “más con los pies hacia adentro”, y a diferencia de otras personas, esto no cambia con la edad, añadió el experto vía Vice News.
Suscríbete a nuestro canal de Telegram y lleva la información en tus manos.
Datos de otros países muestran que la mayoría de los niños empiezan a caminar con los pies girados hacia fuera a medida que crecen, explicó Ito. Pero los niños japoneses siguen caminando con los pies girados hacia dentro incluso a medida que envejecen.
Ito, quien estudió fisioterapia por más de un década, pensó que habría pocos datos que mostraran los patrones en el caminar normativo de los niños japoneses. Aunque existen muchos otros estudios en otras regiones, observó distinciones que podrían diferir con las del resto del mundo, por lo que se propuso conocer cómo era el caminar de los niños en el país asiático.
Para ello, utilizó un sistema de análisis en 3D, con el que conectó pequeños marcadores esféricos a la parte inferior del cuerpo de 424 niños. Las posiciones de tales puntos se midieron con cámaras de infrarrojo que posteriormente generaron un modelo informático.
Para entender los cambios en el caminar de los niños a lo largo de varias etapas de vida, los científicos utilizaron a infantes de entre 6 y 12 años. De esta manera, se descubrió que los niños de mayor edad daban pasos más pequeños pero más largos que los de menor edad.
En México, los estudios muestran que los niños dan pasos más pequeños a medida que envejecen, pero el número de pasos se mantiene igual o incluso disminuye después de los siete años. Aunque las diferencias son sutiles, el estudio publicado en la revista Scientific Reports , encuentra que el estilo de vida y la cultura podrían influir.
Algunos de los sujetos de la investigación asistían a la misma escuela primaria donde los niños caminan al colegio cada mañana. Según Ito, es habitual que los alumnos más jóvenes intenten seguir el ritmo de los mayores dando pasos más largos, lo que podría explicar por qué los más jóvenes daban zancadas más largas.
También se encontró que los niños de entre 11 y 12 años, tendían a apretar más los dedos de los pies, pero con un menor rango de movimiento en las rodillas. Hasta el momento, el equipo de Ito no sabe a ciencia cierta a qué se debe, pero anotó que la forma tradicional de los japoneses a la hora de sentarse, conocida como ‘seiza’, donde la parte inferior de las piernas se mete debajo de las asentaderas al raz del suelo, podría tener algo que ver.
Ito dijo que utilizando los datos de este estudio, él y su equipo también examinaron si la forma de andar de los niños, así como otros indicadores de salud física, cambiaron durante la pandemia de COVID-19 como resultado del cierre de escuelas y la cancelación de eventos públicos.
Lee también: La trampa de lo light: la verdad detrás de los alimentos bajos en calorías
Pero Jessica Rose, catedrática de ortopedia pediátrica de la Universidad de Stanford que no participa en el estudio, no está segura de hasta qué punto varían los datos entre las distintas culturas.
“Según mis cálculos, había una diferencia de uno o dos grados en el movimiento de la cadera y la rodilla, y eso está dentro de la precisión de medición de la tecnología que utilizamos”, dijo a VICE World News.
Por ejemplo, la posición de los marcadores en la articulación de la cadera puede variar ligeramente de un sujeto a otro. El modelo utilizado para estimar el centro de la articulación de la cadera también puede diferir de un laboratorio a otro, explicó, lo que puede crear una ligera variabilidad en los datos. Si las diferencias fueran más pronunciadas, tal vez se podrían sacar conclusiones más fiables.
“Lo que me sorprendió fue que nuestros datos eran muy similares a los suyos, y me alegró mucho verlo”, dijo. Esto significaba que podían hacerse comparaciones entre laboratorios y, como los datos de Ito eran tan sólidos, constituyen un valioso conjunto de datos sobre la marcha en desarrollo típico y para la evaluación de anomalías pediátricas de la marcha, dijo.
adn40 Siempre Conmigo. Síguenos en Showcase de Google y mantente siempre informado.