Fundador de La Casa de Toño vendía quesadillas; esta es su historia

Aunque el pozole es quizá el platillo más conocido y uno de los favoritos por los comensales que visitan La Casa Toño, este negocio en realidad inició con la venta de quesadillas en la colonia Clavería de la Ciudad de México (CDMX) y aquí en adn40 te contamos la historia.

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Probablemente este restaurante ha logrado destacar entre el resto por su menú un tanto garnachero y mexicano, con platillos tradicionales como pozole, sopes y flautas. Lo cierto es que actualmente posee decenas de sucursales ubicadas en distintos puntos de la capital.

Cómo te podrás imaginar o suponer, el fundador de esta conocida cadena, sí se llama Antonio. Resulta que, en 1978, en la calle Floresta, a los 18 años, este joven decidió colocar un anafre en la banqueta y comenzar a vender garnachas .

Años después, en 1986, el “negocito” cambió de ubicación, ahora estaría en el patio de su casa y contaría con un par de mesas. Con el tiempo se fueron sumando otras recetas hasta que se incorporó el pozole. Lo cierto es que hoy en día, poco se sabe de Antonio, hay quienes aseguran que a veces regresa a comer en a aquel primer local en Clavería.

Sobre cómo comenzó hay diversas versiones, algunas apuntan a que el emprendimiento se dio porque el joven necesitaba dinero extra para cubrir las cuotas de su universidad; mientras que otros aseguran que él no se imaginaba trabajando en oficina por lo que decidió emprender en la elaboración de antojitos mexicanos.

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Se dice que inicialmente, en honor a su madre y abuela, ambas nacidas en el estado de Puebla , el lugar se llamaba Las Dos Poblanas; sin embargo, entre los vecinos era común que dijeran “Vamos con el Toño”.

Y justo de esa frase nació el nombre del restaurante que hoy en día es conocido por muchos mexicanos e incluso extranjeros. Según los registros, la marca “La Casa de Toño” comenzó a usarse en los años 90 por Marco Antonio Campos Paradán.

Conforme pasó el tiempo el lugar de Floresta 77 fue creciendo y varios familiares comenzaron a involucrarse en el negocio, ya que la demanda iba en aumento. Lo que inicio con un simple anafre en la banqueta, cambió al patio de la casa y finalmente Antonio terminó adaptando los dos pisos de su casa.

Dicen que incluso terminó por comprar las casas de al lado para expandirse, aunque este espacio seguiría quedando corto, pues luego de un tiempo logró llegar a toda la CDMX y algunos municipios del Estado de México (Edomex).

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