¿Cuándo se secó el lago Texcoco? Así construyeron la CDMX
La Ciudad de México, construida sobre el antiguo lago Texcoco, enfrenta hoy una escasez de agua y problemas de hundimiento; ¿cómo influyeron las obras históricas?
La historia de la Ciudad de México ( CDMX ) es un relato de cómo la naturaleza fue sometida para dar lugar a una de las urbes más grandes del mundo. En la Cuenca de México, donde hace siglos se alzaba la imponente Tenochtitlán, rodeada por el extenso lago de Texcoco, hoy se encuentra una metrópoli que enfrenta uno de sus mayores desafíos: la escasez de agua.
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¿Cuándo y cómo se secó el lago de Texcoco?
Hace quinientos años, el lago de Texcoco cubría casi 2 mil kilómetros cuadrados, siendo el eje hidrológico de la región. Sin embargo, la llegada de los españoles marcó el inicio de una transformación radical. Las recurrentes inundaciones, como la catastrófica de 1629 que sumergió la ciudad durante cinco años, llevaron a una serie de proyectos destinados a drenar las aguas del valle, según explicó un informe de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El primer gran intento fue el Tajo de Nochistongo en el siglo XVII, ideado para desviar el recurso hídrico fuera de la cuenca. Más tarde, bajo el mandato de Porfirio Díaz a finales del siglo XIX, se construyó el Gran Desagüe del Valle de México, una obra monumental que pretendía resolver el problema de las inundaciones y que fue celebrada con gran energía.
A pesar de estos esfuerzos, la ciudad continuó con inundaciones y comenzó a sufrir las consecuencias de la extracción desmedida de agua subterránea. Con el crecimiento poblacional del siglo XX, la necesidad de abastecimiento llevó a la construcción de sistemas como el Lerma en 1951 y el Cutzamala en 1982, que importan el líquido desde cuencas lejanas.
En paralelo, para mitigar los efectos del hundimiento del suelo, se inauguró en 1975 el Drenaje Profundo, una red de túneles que sigue en expansión. Sin embargo, estas soluciones han creado nuevos problemas: la ciudad se sigue cayendo y la escasez hídrica es una realidad palpable.
A lo largo de su historia, la Ciudad de México ha seguido un paradigma hidráulico que buscó controlar el agua a cualquier costo. Hoy, con las consecuencias visibles de este enfoque, podría ser un buen momento para analizar nuevas alternativas que aseguren la sostenibilidad de esta gran metrópoli.
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