Cómo se escribe “su tobillo” o “el tobillo”, según la RAE

La Real Academia Española (RAE) ofrece una guía clara sobre cómo se escribe correctamente: “se torció el tobillo” o “se torció su tobillo”

Actualizado el 26 noviembre 2023 11:27hrs 1 minutos de lectura.
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Escrito por: Diana Rivero
Cómo se escribe correctamente, según la RAE
Getty Images

En el lenguaje, las sutilezas gramaticales pueden desencadenar confusiones, y la distinción entre “su tobillo” y “el tobillo” no es una excepción. La Real Academia Española (RAE) , como referente lingüístico, aclara las dudas sobre esta interrogante común en el uso del español.

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En situaciones donde se describe una acción directa sobre una parte del cuerpo, como en “se torció el tobillo , la norma establece que lo apropiado es emplear el artículo determinado “el tobillo”, en lugar del posesivo “su tobillo”. Esta elección se basa en la premisa de que el contexto ya identifica al poseedor de la parte del cuerpo mencionada.

A pesar de esta clara indicación, es común encontrar en la prensa frases que utilizan el posesivo de manera aparentemente innecesaria. Ejemplos como “La mujer sintió una molestia en su pie”, “El italiano sufrió una torcedura en su tobillo en medio del partido” o “Volvió a cantar después de que la operaran de sus cuerdas vocales” son recurrentes.

La gramática académica explica que en estas situaciones, donde ya existe un elemento que identifica al poseedor, el uso del posesivo resulta redundante. Así, al afirmar que alguien sufre una torcedura en el tobillo, se sobreentiende que es en el propio y no en uno ajeno.

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La forma correcta

La corrección sugerida para las frases previamente mencionadas sería: “La mujer sintió una molestia en el pie”, “El italiano sufrió una torcedura en el tobillo en medio del partido” y “Volvió a cantar después de que la operaran de las cuerdas vocales”.

Cabe destacar que, en casos donde no hay un elemento que aclare quién es el poseedor, la combinación con el posesivo puede desempeñar un papel útil y, en ocasiones, despejar ambigüedades. Ejemplos como “Sus ojos brillaban en la oscuridad” o “Su tobillo derecho se torció violentamente” demuestran cómo el posesivo puede aportar claridad cuando la posesión no está implícita en el contexto.

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