La prohibición de vapeadores: consecuencias de limitar la libertad

La propuesta de prohibir los vapeadores y cigarros electrónicos en México ha generado un intenso debate sobre sus posibles consecuencias. A pesar de la intención de proteger la salud pública, esta medida podría resultar contraproducente, incrementando el acceso a productos no regulados y alimentando un mercado negro que ya está en expansión. La evidencia sugiere que la prohibición no ha logrado reducir la demanda, sino que ha facilitado el acceso a estos dispositivos entre los jóvenes.

La regulación de productos alternativos al tabaco, como los vapeadores, es crucial para garantizar la seguridad de los consumidores. Actualmente, más de cinco millones de mexicanos utilizan productos de vapeo, muchos de ellos adquiridos en el mercado negro, donde no existe control sanitario. Este entorno sin regulación permite que los menores accedan fácilmente a estos productos, lo que es alarmante dado que el consumo entre adolescentes ha ido en aumento.

Además, la prohibición ha resultado en un incremento del tabaquismo en el país. Datos recientes indican que la prevalencia de fumadores en México aumentó del 17.6% en 2017 al 19.5% en 2022. Este aumento se debe, en parte, a la falta de alternativas más seguras para aquellos que desean dejar el tabaco convencional. La ausencia de un marco regulatorio adecuado para los vapeadores significa que los fumadores no tienen acceso a opciones que podrían reducir significativamente los riesgos asociados con el consumo de tabaco.

Los efectos del comercio ilícito son igualmente preocupantes. La prohibición ha dado paso a un mercado negro robusto donde se comercializan productos sin supervisión ni estándares de calidad. Esto no solo pone en riesgo a los consumidores, sino que también priva al gobierno de ingresos fiscales vitales para servicios públicos esenciales. Se estima que el comercio ilícito de tabaco genera pérdidas anuales de entre 40 y 50 mil millones de dólares en ingresos fiscales globales.

A nivel internacional, muchos países han optado por regular en lugar de prohibir productos como los vapeadores, reconociendo que una regulación adecuada puede proteger tanto a los adultos como a los menores. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que regular estos sistemas es fundamental para maximizar la protección de la salud pública. En contraste, las políticas prohibicionistas han demostrado ser ineficaces y han llevado a un aumento del consumo entre poblaciones vulnerables.

En conclusión, la prohibición de los vapeadores en México podría tener consecuencias graves no solo para la salud pública, sino también para la economía y el bienestar social. La regulación responsable y el enfoque hacia una reducción del daño son estrategias más efectivas para abordar este complejo problema. La historia nos muestra que las políticas basadas en la evidencia y la regulación pueden llevar a mejores resultados que las prohibiciones absolutas.

La prohibición de los vapeadores ha sido objeto de críticas por varias razones fundamentales que resaltan sus posibles efectos negativos en la salud pública y la economía.

- Incremento del mercado negro: La historia ha demostrado que las prohibiciones tienden a crear mercados ilegales. En México, el comercio ilícito de productos de vapeo ha florecido, exponiendo a los consumidores a productos no regulados y potencialmente peligrosos. Esto no solo aumenta el riesgo para la salud, sino que también dificulta el control sobre quién puede acceder a estos productos, especialmente entre los jóvenes.

- Falta de alternativas seguras: Prohibir los vapeadores limita las opciones disponibles para los fumadores que buscan alternativas menos dañinas al tabaco. La evidencia sugiere que el vapeo puede ser una opción menos perjudicial en comparación con fumar cigarrillos tradicionales. Sin un marco regulatorio que permita el acceso a productos de vapeo seguros, se corre el riesgo de que más personas continúen fumando cigarrillos convencionales, que son mucho más dañinos.

- Impacto en la salud pública: Las políticas prohibicionistas no han demostrado ser efectivas para reducir el consumo de tabaco. En cambio, han llevado a un aumento en la prevalencia del tabaquismo en México, donde se reportó un incremento del 17.6% al 19.5% entre 2017 y 2022. Esto indica que la prohibición no está abordando adecuadamente el problema del tabaquismo y podría estar exacerbando la situación.

La prohibición de los vapeadores no solo tiene implicaciones para la salud pública, sino también para la economía local y nacional.

• Pérdida de ingresos fiscales: El comercio ilegal asociado con la prohibición significa que el gobierno pierde importantes ingresos fiscales que podrían destinarse a servicios públicos esenciales. Se estima que el comercio ilícito de tabaco genera pérdidas anuales de entre 40 y 50 mil millones de dólares a nivel global. En México, esto se traduce en una pérdida significativa para las arcas públicas, dificultando la financiación de programas sociales y de salud.
  
• Afectación a negocios locales: La prohibición podría llevar a la quiebra a muchos pequeños comerciantes que dependen de la venta legal de productos relacionados con el vapeo. Esto no solo afecta a los propietarios de tiendas, sino también a sus empleados y a las comunidades locales que se benefician del empleo generado por estos negocios.
  
• Incremento del crimen organizado: La falta de regulación puede facilitar la entrada del crimen organizado en el mercado del vapeo, lo cual ya se ha observado en otras áreas del comercio ilícito. Esto podría llevar a un aumento en la violencia y otros delitos asociados con el tráfico ilegal de productos.

En resumen, las consecuencias económicas y sociales de prohibir los vapeadores son complejas y potencialmente dañinas. Una regulación adecuada podría ofrecer un enfoque más equilibrado que proteja tanto a la salud pública como los intereses económicos locales.

adn40 Siempre Conmigo. Suscríbete a nuestro canal de Telegram y lleva la información en tus manos.