¿Cómo que la salsa Tabasco no es de Tabasco?

Parece una sorpresa que una de las salsas más famosas del mundo, la salsa Tabasco, no sea mexicana y más para nosotros que buscamos tener el monopolio del chile. Sin embargo, la receta también tiene mucha tradición, imagínate que la perfeccionaron en hace dos siglos, en 1868 y su receta continúa de generación en generación.

No nos vayamos con la finta, así como las enchiladas suizas no son de Suiza o la pizza hawaiana no es de Hawaii, la salsa Tabasco tampoco es de Tabasco. En realidad nació en Estados Unidos, específicamente en Louisiana y proviene de un chile que sí se llama así.

Si has usado emojis al platicar con tus amigos seguramente habrás visto un pequeño chile rojo, ese es el Tabasco. Entre sus variedades también puede tener un color amarillo y aunque es muy pequeño, ¡no te confíes! Su nivel de picor está clasificado en la Escala Scoville que mide estos niveles como más picante que el chile serrano, de árbol y chipotle, así que muy inocente no es.

Una de las maravillas de la gastronomía es que podemos compartirla, transportar algunos sabores a otras partes del mundo para que más personas conozcan nuestros sabores, por ejemplo, en enlatados o alto vacío. Sin embargo, también las salsas se pueden transportar y la icónica botella de esta salsita hasta en películas ha salido.

Además se volvió parte de un icónico coctel que ha mejorado muchas veces nuestros días hasta la fecha: el famoso Bloody Mary. Y si tienes imaginación la puedes usar en distintas recetas gracias a ese saborcito avinagrado que le da acidez además de picor.

A continuación te dejamos dos recetas para que te animes a probarla (si es que no lo has hecho) o a compartirla.

60 ml de vodka

c/n hielo

180 ml de jugo de tomate

10 ml de caldo de carne

15 ml de jugo de limón

Salsa Tabasco e inglesa al gusto (entre 2 a 4 gotas)

c/n sal

c/n pimienta molida

Tallos de apio

Rodajas de limón

1. Colocar en la orilla de un vaso alargado escarcha con sal y limón
2. Agregar hielo y de manera gradual el resto de los ingredientes
3. Agitar
4. Colocar el apio y las rodajas de limón para adornar el vaso

Para la salsa de miel picante:

60 ml de miel pura o fermentada

30 ml de Salsa Tabasco

10 ml de salsa de soya

Para la pizza:

2 L de aceite de canola o aceite de girasol

90 gr de queso mozzarella fresco rallado

60 gr de queso ricotta rallado

40 gr de queso asiago rallado

1 pizca de sal

300 gr de masa para pizza

80 gr de queso pecorino rallado

Salsa de miel picante:

1. En un bowl pequeño, mezclar 60 ml de miel (mientras más pura, mejor) con 30 ml de Tabasco y 10 ml de soya.
2. Mezclar por unos segundos con una cuchara.

Pizza:

Llenar una olla de hierro fundido con suficiente aceite para freír y precalentar el horno a 370°F.

1. En un bowl, mezclar 90 gr de queso mozzarella rallado, 60 gr de ricotta rallado y 40 gr de queso asiago rallado.
2. Sazonar la mezcla de quesos con una pizca de sal y una cucharada de miel. Dividir la mezcla en dos porciones y dejar a un lado.
3. Estirar la masa para pizza (a mano o con rodillo de cocina) hasta formar un círculo de 30 cm de diámetro.
4. Cubrir una mitad del círculo de la masa con la mezcla de tres quesos.
5. Doblar el círculo por la mitad y pellizcar firmemente los bordes hasta que la masa quede pegada, orilla con orilla.
6. Una vez que logre una forma de media luna, freir la pizza de 7 a 8 minutos, hasta que cambie de color a dorado.
7. Remover la pizza del aceite y dejarla escurrir sobre una rejilla.
8. Rociar la miel picante sobre la pizza.
9. Espolvorear la pizza con queso pecorino rallado y ¡a disfrutar!

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ec