La nueva vida de García Luna como estudiante de filosofía y maestro
La defensa del exsecretario de Seguridad Pública ha enviado una serie de cartas, diplomas y condecoraciones para intentar reducir su sentencia por los delitos de narcotráfico.
A unos días de recibir sentencia en la Corte de Brooklyn en Nueva York, la defensa Genaro García Luna presentó al juez asignado a su caso varios documentos para intentar demostrar la honorabilidad del exsecretario de Seguridad Pública acusado de colaborar con el Cártel de Sinaloa.
El 25 de septiembre uno de sus abogados, César de Castro, envió al juez cuatro archivos que lo intentan presentar como “una persona muy servicial” que ha ayudado a otros presos del Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn que realizan estudios. En uno de esos documentos, Gustavo Rodríguez, uno de sus compañeros de prisión, dice que lo ha ayudado a preparar sus exámenes para terminar lo que en México equivaldría al grado de preparatoria.
Ese examen, conocido por las siglas GED, es realizado por varios de los compañeros de García Luna; no obstante, la descripción que presenta Gustavo Rodríguez contrasta con la de los fiscales estadounidenses que lo acusan de mentir al gobierno y de conspirar para la distribución de narcóticos desde México.
Omar Castro Ruiz, preso con el número 19030-069, asegura que García Luna es un “educador de excelencia que se preocupa por cada uno de sus estudiantes respecto al GED”. Con una enredada caligrafía, Castro Ruiz dice que él no estudia para ese examen, pero que García Luna le enseña “ciencia, valores y moral”.
Después de su cargo como titular de la Secretaría de Seguridad Pública con Felipe Calderón, García Luna realizó inversiones en Estados Unidos, puso una consultoría en México y hasta tuvo participaciones como analista en medios de comunicación, pero tras su detención en Estados Unidos y posterior traslado a la prisión de Brooklyn, el exagente de inteligencia se ha convertido en maestro. Así lo revela la carta del preso Oscar Correa Arango que dice: “Acá se le conoce por ser el profesor de todos los que queremos aprobar el examen GED. Tiene el récord de ser el profesor de los que más han aprobado este examen. Es una persona líder en organizar todo lo que sirve a nuestros presos; una persona muy disciplinada y amante de los deportes”. Por otro lado, Ramón Romero escribe: “Siempre está dispuesto a ayudar a los demás, siempre saca de su tiempo para aconsejarnos y motivarnos para cuando salgamos de esta situación poder integrarnos a la sociedad, ser mejores personas y seguir estudiando para hacer las cosas bien”.
Mientras quince de sus compañeros presentan a un hombre compasivo y altruista, la Fiscalía Distrito Este de Nueva York ha esbozado a lo largo del juicio a un García Luna que fue cabeza de una empresa criminal que colaboró activamente en la importación de sustancias como la cocaína a Estados Unidos, a cambio de sobornos multimillonarios entregados por el Cártel de Sinaloa.
Pero los defensores insisten y no solo hay hispanohablantes, a ellos se suman también Maximillien de Hopp Cartier y Anthony Pagallo, dos hombres a los que ayudó a pasar sus exámenes. En la carta de Pagallo hay una línea reveladora: “Genaro nunca ha alegado inocencia o negado su responsabilidad”.
Otro aspecto poco conocido de este personaje que revelan las cartas es el de consejero. Shawn Chappelle, un trabajador de la lavandería de la prisión de Brooklyn, atravesó por un divorcio difícil y le confío a García Luna los detalles; a cambio, recibió un consejo: “no estresarse por cosas que no están en tu control”. Chapelle narra a un hombre que constantemente checaba su ánimo y que incluso le ofrecía dulces.
La fiscalía ha acusado a García Luna de ayudar a la distribución de seis cargamentos con 50 mil kilos de cocaína entre 2002 y 2007, cuando se desempeñaba como Secretario de Seguridad Pública y controlaba la Policía Federal. Además, lo ha señalado de proporcionar información confidencial al Cártel de Sinaloa sobre investigaciones en curso, así como de permitir que esta organización criminal colocara a funcionarios afines en su estructura de gobierno.
Como último recurso antes de recibir una sentencia –que podría ir de los 20 años a la cadena perpetua– la defensa de García Luna ha incorporado también cartas del personal del Centro de Detención Metropolitana de Brooklyn en las que se narran algunas de sus asignaciones, como mantener limpia y desinfectada el área común de su unidad. “Sus responsabilidades son el saneamiento, la limpieza de ventanas, los baños del personal y la oficina”, dice el jefe de su unidad, N. Bullock, quien también asegura que García Luna no ha tenido ningún incidente de conducta desde su llegada en noviembre de 2020. Asimismo, el consejero de la prisión, R. Espinosa, dice que ha sido un “preso modelo”.
Por su parte, un profesor de la Universidad de Columbia relató al juez que García Luna ha participado en cursos de filosofía que consisten en grupos de lectura con autores como Sófocles, Virgilio, Platón, Mary Shelley o Albert Camus, con el objetivo de reflexionar sobre “el papel del amor y el sufrimiento en la vida, la naturaleza de la justicia y la tensión entre el destino y el libre albedrío”. Como producto de este y otros cursos ofrecidos en la prisión, la defensa presentó al juez 17 diplomas, además de 42 condecoraciones ofrecidas por corporaciones de seguridad de Estados Unidos, México y otros países, incluida una placa del Centro de Información en Seguridad Nacional (CISEN) recibida en octubre de 2012 por “su valiosa trayectoria como Hombre de Estado”.
Estas pruebas deberán ser ponderadas por el juez Brian Cogan, que sentenció al “Chapo” Guzmán a cadena perpetua, en una audiencia que sucederá el próximo 16 de octubre a las 16:30 horas en el salón 10A. Genaro García Luna tiene 56 años y enfrenta dos caminos: o sale a los 76 o permanece en prisión para el resto de su vida.
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