Platillos mexicanos que nacieron en un convento: el chile en nogada no es el único
Además del famoso chile en nogada, te compartimos algunos otros platillos mexicanos que nacieron en un convento
Después de la Conquista y con la evangelización, se construyeron iglesias, recintos y conventos, donde también se benefició a la gastronomía mexicana. Los nuevos ingredientes que llegaron a México más lo que ya habían, fueron aprovechados al máximo por las monjas del convento, quienes además de tener una encomienda religiosa, fueron autoras de platillos mexicanos, como el chile en nogada y otros dulces, tan tradicionales, únicos y exquisitos de las cocinas mexicanas.
Durante el siglo XVII y XIX las mujeres del convento comenzaron a preparar bebidas, dulces, postres y hasta guisados como forma de agradecimiento a Dios, a ese momento se le conoció como la cocina barroca del virreinato, aunque con el paso del tiempo esta actividad se transformó en una manera de obtener recursos y lograr su propia manutención.
Algunos de los platillos mexicanos más destacados que nacieron en un convento son:
- Chalupas, se dice que este delicioso manjar surgió de un experimento, en el que mezclaron pollo con masa de maíz, pero en cuento lo probaron sintieron que estaba muy seco, por lo que decidieron agregarle salsa y cebolla.
- Chile en nogada, sin duda es uno de los alimentos con una gran historia pues sólo los colores de este platillo hacen referencia a los del ejército trigarante y celebran la Independencia de México. Está hecho a base de un chile poblano relleno de carne de res y puerco, mezclados con fruta y bañados con una salsa de nuez.
Se dice que las monjas agustinas del convento de Santa Mónica en #Puebla para celebrar la Independencia de México, crearon el #ChilesEnNogada, un alimento que llevaría los colores patrios: verde, blanco y rojo. pic.twitter.com/72nBT6hSvx
— DIF Ciudad de México (@DIFCDMX) September 3, 2020
- Manchamanteles, una receta accidental que sigue siendo un éxito en la gastronomía mexicana. La leyenda cuenta que este platillo se creó por la sordera y la edad avanzada de una de las monjas, quien agregó otros ingredientes al guisado como chile chilhuacle rojo (chile viejo), plátano, pera, manzanas, piña madura y jitomate.
- Mole poblano, este platillo es atribuido a las monjas dominicas en Puebla del virreinato y según cuenta la leyenda del convento, “la monja creó el mole con inspiración divina”.
- Romeritos, a pesar de las carencias, estas mujeres buscaron crear un platillo barato y sabroso con los ingredientes que tenían a la mano; originalmente se le conoció como “Revoltijo” por la mezcla de ingredientes europeos y mexicanos: romeritos, papas, nopales, nueces, cacahuate y mole.
Sin embargo, otros alimentos dulces de las gastronomía mexicana que fueron hechos por las mujeres del convento son: la fruta cristalizada, las deliciosas tortitas de santa clara, los suspiros y las jaleas de granada, el camote, el jamoncillo, un dulce hecho por las monjas agustinas a partir de azúcar, yemas de huevo, vainilla, canela y almendra; así como las figuritas pequeñas y coloridas hechas con leche quemada, mazapán compacto, almendra o pepita.
Dentro del convento de las monjas clarisas otros platillos mexicanos que destacan son los molletes poblanos, bizcochos de vainilla rellenos de crema pastelera y aderezado con dulce de pepita; así como los rompemuelas que son una especie de muégano hecho a base de coco, maíz tostado, piloncillo y caramelo.
Las tortitas de Santa Clara, los buñuelos, dulces de leche, camotes y muéganos son algunas de las delicias realizadas por las monjas de los conventos de Puebla.
— Fabiana Briseño Suárez (@Fabiana_Briseno) October 5, 2019
¡#EstoEsPuebla, una dulce tradición! pic.twitter.com/M73QsmEzCF
Cuentan las leyendas que el recetario de Sor Juana Inés de la Cruz, guarda entre sus páginas la receta original de un platillo tradicional de la gastronomía mexicana: los buñuelos. Sí, ese dulce crujiente que se baña con un jarabe hecho de anís, piloncillo y vainilla.
En los conventos veracruzanos también realizaron aportes para las comidas tradicionales como la pepita de calabaza, las cocadas y los alfeñiques, dulces hechos a partir de una pasta de azúcar de caña, mezclada con vainilla, clara de huevo y limón. De hecho, gracias a esta receta se hacen las famosas calaveritas de azúcar que muchas familias mexicanas colocan en sus altares del Día de los muertos.
Como lo ves, las monjas realizaron un gran aporte a la gastronomía mexicana, más allá del delicioso chile en nogada, en el convento nacieron muchos de los platillos mexicanos o dulces típicos que ahora son conocidos a nivel mundial.
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