La historia de Alan Cleland, el niño que amaba pescar y ahora quiere presea en París 2024

Un 2 de junio de 2002, en el remoto pueblo pesquero de Boca de Pascuales, ubicado en la costa del estado de Colima, nacía Alan George Cleland Quiñonez. Desde su infancia, su vida giró en torno a dos pasiones fundamentales: el surf y la pesca.

Bajo la influencia de su padre, un ferviente amante del mar, Alan se subió a su primera ola a la temprana edad de dos años. Lo que comenzó como un pasatiempo familiar se transformó en una carrera prometedora, llevando al joven surfista a representar a México en los prestigiosos Juegos Olímpicos , que comienzan hoy en la capital de Francia.

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La rutina diaria en Boca de Pascuales era simple: levantarse, revisar las olas y, si eran buenas, surfear entre tres y seis horas antes de regresar para hacer las tareas escolares. “Vivir allí era como estar en un pueblo fantasma. Prácticamente, solo había surfistas o pescadores”, comentó Cleland en diálogo con Olympics . Esta vida tranquila y sencilla, según él, lo llevó a convertirse en una persona serena y centrada en sus objetivos.

Las costas de Colima ofrecían además una de las mejores mareas de México. Aunque eran intimidantes y peligrosas, fueron su prueba más exigente. Desde pequeño, enfrentó corrientes desafíos imponentes que fortalecieron. “La ola de casa es la que más miedo me da. Se hace enorme, así que cualquier otro lugar es más fácil de enfrentar”, admitió.

Estas experiencias forjaron un surfista resiliente, capaz de manejar el estrés de las competiciones con facilidad. “Eso me ayudó mucho a mantener la calma y a tener sangre fría”, afirmó. Aunque su infancia tuvo momentos difíciles, Cleland nunca se alejó de su hogar. Incluso después de viajar por el mundo, siempre volvió a Boca de Pascuales, el lugar que llama casa.

Una de sus travesías lo llevó a la zona de Surf City en El Salvador, donde participó en los ISA World Surfing Games 2023. Allí, su desempeño fue deslumbrante, al ganar la final con la puntuación más alta del evento que selló su presencia en los Juegos Olímpicos. Este triunfo lo convirtió en el segundo mexicano en ganar los World Surfing Games, tras Jhony Corzo en 2017.

Poco después, recibió una llamada para unirse al Campamento de Entrenamiento de Deportistas en Teahupo’o, Tahití, sede de la próxima competencia olímpica.

“Representar a México es simplemente mostrar de dónde vengo. Toda mi vida se basa en dónde he vivido”, asegura. Y, gracias a su formación en las olas de Pascuales, ni siquiera Teahupo’o es ahora un reto demasiado grande para él rumbo a la medalla dorada. “Solo queda ver la mejor ola y seguir”, concluyó el atleta de 22 años, convencido de llevar los colores nacionales a lo más alto del podio.

Las pruebas de surf en los Juegos Olímpicos se llevarán a cabo durante cuatro jornadas en una ventana de 10 días, desde el 27 de julio hasta el 8 de agosto. La disciplina se realizará en la paradisíaca playa de Teahupo’o en Tahití, donde se encuentran las olas más grandes y peligrosas del planeta causado por el arrecife debajo de la región.

Los surfistas realizan maniobras y trucos sobre una ola que son puntuados por cinco jueces en función de la variedad, el tipo y la dificultad de los trucos. Los atletas también son juzgados por su velocidad, potencia y fluidez (la forma en que el surfista conecta a la perfección sus movimientos, de uno a otro).

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