Depresión posparto. Bitácora de Guerra por Hannia Novell

Bitácora de Guerra por Hannia Novell: La maternidad no siempre es camino de rosas y la depresión posparto es un problema de salud pública en México y el mundo.

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Escrito por: Hannia Novell
Bitácora de Guerra. Hannia Novell
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Bitácora de Guerra por Hannia Novell: La maternidad no siempre es un camino de rosas y la depresión posparto es un problema de salud pública en México y en el mundo.

Antes, durante y después del embarazo, miles de mujeres presentan signos y síntomas diversos como cansancio, dolor, ansiedad, tristeza, miedo, trastornos del sueño, culpa y hasta comportamientos riesgosos y poco saludables.

Justo durante el periodo perinatal, las familias están ocupadas en la llegada del bebé e ignoran el cuidado de la salud de la madre, quien tiene pensamientos suicidas o busca salidas en conductas de riesgo como tomar medicamentos sin receta, abusar del alcohol, el tabaco y otras drogas.

El suicidio es la principal causa de muerte materna durante el primer año posparto y los hijos de madres deprimidas tienen mayor riesgo de desarrollar problemas emocionales o trastornos mentales, en la infancia y durante la vida adulta.

Por lo tanto, el retraso en la atención y tratamiento de la depresión posparto no sólo perjudica la vida de la madre, sino que impacta en el desarrollo emocional de los hijos y la pareja.

La historia se repite recurrentemente. Los familiares y amigos insisten en reproducir los viejos estereotipos de lo que significa ser “buena madre”, recomiendan valentía para aceptar que ya hay sueños inalcanzables y exigen sacrificios sobrehumanos.

No está permitido llorar, quejarse por los cambios en el cuerpo, lamentar la comezón ni las estrías, odiar los gritos de los hijos menores, ni confesar la angustia provocada por las presiones económicas. No, las madres deben parecer siempre satisfechas, con la mirada tierna, la sonrisa eterna y un globo perfecto en el vientre.

Confundidas con el cúmulo de sensaciones y malestares; abrumadas por la cantidad de exigencias y críticas; y sorprendidas por vivir una película que no imaginaron, las madres son incapaces de reconocer lo que les ocurre y buscar ayuda.

Los escasos estudios en México sobre la depresión posparto revelan que el trastorno mental es aún más severo, si las mujeres embarazadas sufrieron abusos durante la infancia y la adolescencia, si han sido víctimas de violencia por parte de su pareja, si han sufrido algún aborto con anterioridad o tienen problemas de desempleo.

En Estados Unidos, la depresión perinatal afecta al 56 por ciento de las mujeres latinas embarazadas. En el caso de nuestro país, las cifras son menores. Un estudio del Instituto Nacional de Perinatología, publicado en 2019, reveló que una de cada siete mujeres embarazadas padeció depresión posparto.

Sin embargo, los números aumentaron tres por ciento en 2021, cuando la fatal virulencia del coronavirus estaba en su máximo apogeo.

La situación no es alarmante pero sí resulta preocupante. Primero, porque no todas las mujeres cuentan con mecanismos de seguridad social para acceder plenamente a los servicios de salud; segundo, porque son pocos los hospitales públicos que cuentan con protocolos de detección y atención a la depresión; y tercero, porque la sociedad insiste en romantizar la maternidad.

Es preciso que el Gobierno de México atienda la depresión posparto con políticas públicas y programas de atención de salud mental en los servicios perinatales, con personal médico capacitado y espacios para terapias y grupos de apoyo.

Pero también es indispensable difundir campañas de sensibilización, para desmitificar el ejercicio de la maternidad. Que la crianza de las y los hijos sea sin medias verdades, sentimientos de culpa, ni heroísmos.

Bitácora de Guerra por Hannia Novell.
@HanniaNovell

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