Mujer, vida y libertad. Bitácora de Guerra por Hannia Novell

Bitácora de Guerra por Hannia Novell :

Los derechos de las mujeres

nunca deben darse por consolidados,

siempre debemos estar vigilantes:

Simone de Beauvoir.

En un país donde la búsqueda de la libertad se paga con la muerte, Mahsa Amini se convirtió en un estandarte de lucha, pero también en una insignia de esperanza.

En junio de 2009, cuando murió Ayatola Ruhollah Jomeini, cientos de personas acudieron al cementerio Behesht Zahara para despedir a su líder espiritual, al constructor de la República Islámica de Irán.

Pero con él no murió la represión violenta contra cualquier transgresión de los códigos de conducta, el extremismo religioso ni el patriarcado opresor, que mantiene la subordinación e invisibilización de las mujeres.

Las “Gasht-e-Ershad”, conocidas en Occidente como la Policía de la Moral son las fuerzas de seguridad iraníes, cuya tarea es revisar que se cumplan las leyes del código de vestimenta islámico en público, a la luz de la interpretación de la sharía, la ley islámica que establece códigos de vestimenta y comportamiento decente.

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Los hombres, por ejemplo, no pueden usar pantalones cortos y las mujeres, desde la pubertad, están obligadas a cubrirse la cabeza con el hiyab y llevar ropa holgada en público.

Las personas detenidas por la policía de la moral reciben un aviso o son trasladadas a un “centro de educación y asesoramiento” o a una estación policial, donde deben asistir a una plática obligatoria sobre el velo y los valores islámicos. Son liberadas hasta que alguien acude al lugar y les proporciona la ropa que ellos consideran adecuada para andar por la calle.

En el caso de Mahsa Amini, la represión fue brutal. Fue detenida el 13 de septiembre por usar incorrectamente el hiyab, algunos mechones le caían en la cara. Fue una grave falta y la joven de 22 años habría sido brutalmente golpeada al interior del centro de detención. No hubo juicio, no tuvo un abogado defensor ni la oportunidad de explicar su verdad.

Tres días después de su aprehensión, falleció en el hospital como consecuencia de una violencia bestial, que no fue registrada en la autopsia. Mientras el padre, Amjad Amini, detalló que cuando le entregaron el cuerpo de su hija observó hematomas en la cabeza, el rostro y los pies, las autoridades afirmaron que Mahsa sufrió un “fallo cardíaco repentino”.

En 2011 inició la Primavera Árabe, con protestas sociales en Oriente Medio y en el Norte de África. La gente tomó las calles del mundo árabe para poner fin a decenios de opresión y terminar con los gobiernos autoritarios que, durante décadas, reprimieron violentamente a su población.

Hosni Mubarak, en Egipto, y Zin el Abidín Ben Alí, en Túnez, fueron derrocados. Sin embargo, las reformas políticas y la justicia social quedaron pendientes. Una década después, la represión y la violencia siguen presentes.

Hoy, miles de mujeres en Irán y en el mundo, queman sus velos para protestar por la muerte violenta de Mahsa Amini. En el corazón de cada una de las mujeres que han tomado las calles está la muerte de Mahsa en septiembre pasado; la condena de Nasrin Sotoudeh a 38 años de cárcel y 148 latigazos en 2018; la muerte a balazos de Hadith Najafi en 2009; y la tortura y la muerte violenta de cientos de mujeres, víctimas del patriarcado.

Mujeres jóvenes, madres y abuelas caminan por las calles, con las manos entrelazadas para tomar fuerza. Cada una de ellas es la fuente de apoyo de todas. Es el grito de las mujeres por la vida y la libertad. Y no, no solo hablo de las mujeres oprimidas en Medio Oriente, hablo de la represión de miles de hombres y las leyes creadas por hombres para darse el permiso de mal tratarnos. ¡YA BASTA!

Bitácora de Guerra por Hannia Novell.
@HanniaNovell

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hcj