¿La contaminación ambiental puede provocar diabetes? Esto dice la ciencia
Expertos de la Universidad de Oslo presentaron un estudio en el que determinan cuál es la relación entre la contaminación ambiental y la diabetes.
Desde hace varios días, la mala calidad del aire ha sido una constante en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) de hecho por varios días la Ciudad de México (CDMX) se mantuvo en contingencia. En este contexto, comenzó a difundirse un artículo en el que se habla sobre el vínculo que la contaminación ambiental tiene con la diabetes.
Y es que, aunque no lo veamos inmediatamente o de forma muy marcada, la contaminación y mala calidad del aire en general puede desarrollar diferentes enfermedades, no solo las relacionadas con el sistema respiratorio.
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¿Por qué la contingencia ambiental tiene un vínculo con la diabetes?
De acuerdo al equipo de la Universidad de Oslo, Noruega, y su estudio publicado en la revista Environment Internacional, las micropartículas que circulan en el aire están asociadas con el desarrollo de diabetes tipo 1, pues incluso en bajas concentraciones estos provocan que las células produzcan menos insulina.
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune caracterizada por una destrucción de las células beta del páncreas que producen insulina, ya que el sistema cree que estas células son extrañas y dañinas, por lo que necesitan ser destruidas.
En el estudio se detalla que las partículas localizadas fuero los PCB (bifelinos policlorados) mejor conocidos como BPCs, sustancias químicas compuestas por cloro, carbono e hidrógeno que son resistentes al fuego, no conducen la electricidad y tienen baja volatilidad a temperaturas normales, tampoco son solubles en el agua y tiene un punto de ebullición a alta temperatura.
Japón es uno de los países que más contaminación genera en el mundo
¿Por qué comemos los contaminantes?
Aunque te parezca imposible de creer, los científicos examinaron partículas muy pequeñas, que tiene un tamaño 30 veces inferior al de un cabello humano, y que emanan de los vehículos que transitan en las calles.
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Lo alarmante es su tamaño, ya que al viajar por el aire estas partículas se pueden encontrar en alimentos u otros objetos como plásticos, pinturas, materiales de construcción; y vienen cargadas de materiales tóxicos, que pueden ingresar fácilmente a los pulmones y de ahí entrar en el flujo sanguíneo, pasar a otros órganos y causar inflamación, una condición que favorece la resistencia a la insulina.
De hecho, de acuerdo a Jason Matthews, profesor del Departamento de Nutrición de la Universidad de Oslo, “El 90% de los contaminantes ambientales que consumimos a través de los alimentos provienen del pescado carne y productos lácteos.”
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