Descubre la verdad: ¿Qué tan saludable es realmente la sandía?
Sin duda, la sandía es una fruta ideal para el calor, gracias a que gran parte de su composición es agua; sin embargo, muchos se preguntan si es saludable.
La sandía es una de las frutas más populares y refrescantes del verano. Con su alto contenido de agua y su sabor dulce, es una opción favorita para muchas personas que buscan mantenerse hidratadas y disfrutar de un tentempié saludable. Pero, ¿realmente es tan saludable como parece? En esta nota, te contamos los beneficios nutricionales de este alimento, así como algunos posibles inconvenientes que debes tener en cuenta.
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¿Cuáles son los beneficios de la sandía?
Según información del sitio especializado en salud, Healthline , la sandía es una fruta notable por sus numerosos beneficios para la salud. Es una excelente fuente de vitaminas A y C, que son esenciales para el sistema inmunológico y la salud de la piel. Además, está cargada de antioxidantes como el licopeno, los carotenoides y la cucurbitacina E, los cuales han demostrado tener efectos anticancerígenos.
El licopeno presente en este alimento ha sido estudiado por su capacidad para reducir el riesgo de cánceres del sistema digestivo, mientras que la cucurbitacina E muestra promesas en la inhibición del crecimiento de tumores. Estos antioxidantes no solo protegen contra enfermedades graves, sino que también promueven la salud del corazón al ayudar a reducir el colesterol y la presión arterial.
Además de sus beneficios, la sandía destaca como una de las frutas más hidratantes disponibles. Con un contenido de agua del 92 por ciento, consumirla puede ayudar a mantener la hidratación y proporcionar una sensación de saciedad, haciendo de la sandía una elección refrescante y saludable para cualquier dieta.
¿Cuando no debes comer sandía?
Uno de los peligros es adquirir trozos de sandía ya cortados, debido a que una vez abierto puede generar bacterias por un mal lavado y también una mala manipulación del cuchillo.
Además, es importante conservarla a una temperatura adecuada, por lo que hay que prestar atención al observar donde se almacena, ya que los microorganismos que sobreviven en la corteza exterior de la fruta pueden ingresar a la parte comestible y causar una intoxicación, según el sitio SuMédico.
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