¿Es posible entrenar el intestino para proteger a las personas de la obesidad y diabetes?
Un nuevo estudio realizado con modelos de roedor reveló que es posible ‘educar’ la mucosa intestinal para evitar alteraciones dañinas en el microbioma que pueden derivar en obesidad y diabetes.
La obesidad y la diabetes son dos enfermedades crónicas que afectan a millones de personas en el mundo. Ambas se relacionan con una alteración del metabolismo y la inflamación, que pueden tener su origen en el intestino. Es un órgano que aloja la mayor parte del sistema inmunitario y del microbiota, es decir, los microorganismos que viven en simbiosis con nosotros. Estos dos factores influyen en la forma en que digerimos los alimentos, absorbemos los nutrientes y regulamos el azúcar en la sangre.
Pero, ¿qué pasaría si pudiéramos entrenar al intestino para que fuera más resistente a las agresiones externas y más eficiente en el uso de la energía? ¿Podríamos prevenir o revertir la obesidad y la diabetes con una simple intervención dietética o farmacológica?
Mantener el microbioma intestinal en buen estado puede ser difícil ante los cambios de dieta, medicación y otros factores ambientales que afectan negativamente su equilibrio. Para descubrir si es posible evitar estas alteraciones y proteger a las personas de la obesidad y la diabetes, investigadores del Instituto Cochin, el INSERM y la Universidad de París Ciudad (Francia) utilizaron un modelo de ratón para detectar si el sistema inmune de la mucosa puede entrenarse para protegerse de una proteína específica y así combatir los efectos negativos de ciertos alimentos.
Los expertos decidieron realizar este entrenamiento contra la proteína llamada ‘flagelina', que tiene un papel crucial en el movimiento bacteriano y que provoca inflamación.
Los investigadores le brindaron inmunidad a la mucosa intestinal al alimentar a los ratones con comida que contenía “emulsionantes alimentarios habituales” (aditivos alimentarios utilizados para ayudar a combinar ingredientes que no lo hacen de forma natural) y “polisorbato” (que se utiliza para para solubilizar los aceites esenciales en productos a base de agua). Estos aditivos se encuentran en alimentos como la mayonesa, productos de panadería preenvasados, helados, chocolates, margarina, glaseados mantequilla de maní, salsas cremosas y más.
Cabe aclarar que su uso está aprobado por muchos países dentro de la industria alimenticia, sin embargo, su consumo excesivo es dañino para la salud.
“Cuando los emulsionantes alimentarios provocan cambios en el microbioma intestinal, es posible que el revestimiento protector de la mucosa del intestino ya no pueda mantener alejados a los microbios nocivos, lo que podría causar una inflamación intestinal crónica”, describieron a través de Medical News Today.
De acuerdo con los resultados publicados en la revista PLOS Biology , los ratones inmunizados con flagelina no mostraron afectación en su mucosa intestinal tras consumir estos emulgentes. Además, descubrieron que la inmunización con flagelina ayudaba a protegerlos de la inflamación intestinal crónica y de los efectos negativos que se presentan tras consumir este tipo de aditivos en los alimentos.
“Nuestros hallazgos sugieren que dirigirse a las bacterias flageladas dentro del tracto intestinal podría ofrecer formas innovadoras de modular beneficiosamente la microbiota intestinal con el fin de proteger contra una serie de enfermedades inflamatorias crónicas relacionadas con la microbiota, como las enfermedades inflamatorias intestinales y los trastornos metabólicos”, reveló Dr. Benoit Chassaing, investigador principal del Inserm en el Institut Cochin, INSERM &Université Paris Cité, Francia.
“Diversas enfermedades crónicas, como la obesidad, el síndrome metabólico, la diabetes de tipo 2 y la enfermedad inflamatoria intestinal, están asociadas a la inflamación intestinal de bajo grado. Por tanto, la capacidad de combatir los posibles efectos perjudiciales de la ingesta de emulgentes alimentarios, concretamente su papel en la inflamación de bajo grado, podría reducir el riesgo y la aparición de enfermedades crónicas”, dijo Perri Halperin, coordinador de nutrición clínica del Departamento de Cirugía Bariátrica del Hospital Mt. Sinai, para Medical News Today.
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