Malinche: Más que un mito de traición | No hay lugar común
Por mucho tiempo, la historia oficial presentó a la Malinche como una traidora, pero Alejandro Rosas desmonta este prejuicio. Su papel en la Conquista fue mucho más complejo: intérprete, consejera y estratega clave para Hernán Cortés
Alejandro Rosas comenta que creció en un ambiente donde los aztecas eran vistos como víctimas y los tlaxcaltecas y la Malinche como traidores. Sin embargo, al estudiar historia, se da cuenta de que estos prejuicios fueron construidos a partir de una historia oficial cargada de ideología. La presencia de Malinche o Marina por mucho tiempo ha sido visto negativamente, incluso se menciona la frase: “hijos de la chingada”, como planteó Octavio Paz.
Para comprender el pasado es necesario despojarse de estos preconceptos y aceptar que la historia no puede ser juzgada desde una perspectiva contemporánea. Se menciona el impacto de los murales de Diego Rivera y la influencia del nacionalismo revolucionario en la narrativa histórica oficial.
Dice que hasta los años 80 y 90 no se comenzaron a difundir versiones alternativas de la historia fuera del ámbito académico. En este discurso oficial, la Malinche fue representada como una traidora, sin considerar las circunstancias en las que vivió ni su papel crucial como intérprete y estratega.
Sobre la vida e historia de la Malinche: era hija de caciques y tenía conocimientos culturales y lingüísticos que la diferenciaban. Fue regalada como esclava y entregada a Hernán Cortés, donde se convirtió en intérprete entre los mexicas y los españoles. Su dominio del náhuatl y el maya permitió la comunicación con Moctezuma. Rosas recalca que su papel no fue solo el de traductora, sino también de consejera y estratega de Cortés, lo que le valió reconocimiento y títulos nobiliarios.
Históricamente, la Malinche no fue mencionada en las Cartas de Relación de Cortés, pero Bernal Díaz del Castillo sí destacó su importancia en su crónica. También es representada en el Lienzo de Tlaxcala, lo que sugiere su relevancia en la conquista.
Las conquistas y fusiones culturales han ocurrido en toda la historia de la humanidad y el discurso nacionalista impuesto en el siglo XX ha mantenido un trauma innecesario sobre el pasado, por lo que superar este relato permitiría avanzar como sociedad.